Pinamar (por Sergio Michnowicz).- Aquello que nació de un comentario, allá por mayor, terminó en una de las fiestas populares más concurridas en PInamar de los últimos tiempos. El reconocido payador pinamarense Julio Roldán propuso en aquel mes, junto a un puñado de amigos, organizar una jornada campera en el Centro Tradicionalista. La idea fue creciendo y ayer tuvo su corolario con una masiva concurrencia. Detalles El día se presentó soleado y fresco, ideal para llevarse el mate y las tortas para pasar un día en familia. Aquel que no tuviera agua ni pastelitos, hubo stand de distintas instituciones de Pinamar que ofrecieron de todo. La gente del Club Deportivo Pinamar no daba abasto, lo mismo que los chicos de los grupos Scouts "Laura Vicuña" y "Nuestra Señora de la Paz", la Biblioteca Popular de Ostende, varios jardines de infantes, la Asociación de Atletas Master... En los alrededores del campo de jineteada la gente, mucha de ella venida de otras localidades, se acomodó para no perderse detalle de los jinetes que desfilaron con las caballadas de Jorge Caturetti y "Rulo" Montes. Los espectáculos musicales también estuvieron a la orden del día. La presencia de Jorge Zuchelli y el humorista Beto Moya fueron dos platos fuertes que amenizaron la jornada. Las danzas folklóricas no se quedaron atrás, y es así que el Taller Municipal que dirige el profesor Pérez se hizo presente como también la gente de Sentir Nativo que se llevaron todos los aplausos. También para destacar la convocatoria que Julio Roldán tiene toda vez que se propone llevar adelante una fiesta de tal magnitud. Uno de los conductores invitados se sorprendió por todo lo vivido en el Centro, con la organización impecable y el agradecimiento de la gente que acompañó en todos los espectáculos. Y más allá de todo lo vivido ayer, el encuentro sirvió para que los pinamarenses nos volvamos a reunir y compartir. Muchas familias conocidas se dejaron ver como en aquellos buenos tiempos y disfrutaron junto a otras familias que, como ellos, también decidieron hacerse esa escapadita campera. Mate, termo y sillita para charlar y ponerse al día. Donde al menos por un día el agobio político dio paso a la alegría del reencuentro.