¿Alguien puede creer que vivamos en Democracia?, si, seguramente será la respuesta de la mayoría, y no estarán errados, ya que cada uno de los actores de este presente, como del pasado fueron elegidos a través del voto popular. Claro que no todos, un Intendente que es interino de otro interinato, funcionarios políticos que han dado vueltas por secretarias, direcciones y áreas de gobierno cual si se tratara de un molinete. Sindicalistas que se asumen como el cambio, y representan casi lo mismo que aquellos de los que se quisieron diferenciar. Concejales que denuncian, y lanzan diatribas grandilocuentes, pero que a la postre no logran resolver asuntos de suma importancia para la comunidad, pendientes desde hace años. Ahora bien, las escenas de barbarie son parte del proceso democrático, no, seguramente la respuesta de la mayoría será que dicha doctrina nada tiene que ver con la fiereza, crueldad, falta de cultura y rusticidad a la que asistimos como espectadores involuntarios. Nadie que haya votado durante los últimos años ha imaginado que cada gobierno terminara acusado de corrupción, fundamentalmente esta ha sido la imputación, no la única, pero si la que la mayoría recordamos como suceso recurrente. Esto lleva a preguntarme si estamos preparados como sociedad, para dejar de ser habitantes y convertirnos en ciudadanos, temo dar la respuesta, quiero albergar una cuota de prudencia, cautela, sin ser falso optimista, ni pecar de derrotista, por eso me reservo la respuesta hasta las próximas elecciones. He ahí el desafío que tenemos por delante, nadie puede hacerse el desentendido, nadie, absolutamente nadie que esté en condiciones de elegir a sus representantes puede permanecer abstraído de esta realidad, por el contrario, tiene por delante un enorme desafío, y es la oportunidad de cambiar el rumbo de los acontecimientos. No imagino a nadie a estas alturas comprando espejitos de colores, cuidado con el discurso que suena como el canto de sirenas, los eslogan son solo parte de un plan publicitario, debemos preguntarnos por el contenido, ante cada propuesta que lanza un candidato, debería seguir una sólida explicación del como, con quien, cuando y cuanto. No imagino a nadie que en soledad pueda torcer el rumbo del presente, nadie que se considere demócrata podrá deshacer el nudo georgiano en el que nos encontramos, sin un grupo humano de colaboradores, responsables, capaces, honestos, éticamente irreprochables, podrá enderezar el rumbo del que hace tiempo nos hemos apartado. Está en nuestras manos decidir si queremos vivir en Democracia sin actos de barbarie, o por el contrario, dejamos que la barbarie avance hasta que no podamos resolverla. Demasiados momentos de nuestra historia como país han sacudido la barbarie con más barbarie, no hay futuro si permitimos que esto continúe. Carlos Egües DNI 7.657.074