22/04/2017 - FÚTBOL
Quiero tener un buen año y retirarme tranquilo

Iván Dragojevich habló en exclusiva con EL MENSAJERO: la ¿última? temporada como jugador, el sentimiento por Juventud Unida y un repaso completo de su prolífica trayectoria. “Hay que pelear por lo que uno desea”, dijo el volante central a modo de consejo para quienes recién comienzan. Imperdible.


(Por Claudio Barrueco).- La gente pasa y echa un vistazo de admiración a esa mesa del café en donde se concreta la nota. El hombre viene de jugar el primer partido de su ¿última? temporada como futbolista. Y está contento, claro: Juventud Unida venció 1-0 a Racing y él volvió a demostrar toda su calidad en la Liga Madariaguense. “Sólo espero que podamos ser protagonistas”, dice Iván Javier Dragojevich. Para muchos, el mejor volante central que surgió de estas tierras. Para todos, un orgullo de Madariaga que hoy, a los 40 años, la sigue peleando en el ámbito que más le gusta.

-¿Será tu última temporada?
-Yo creo que sí. Por más que me sienta bien, el físico ya no responde de la misma manera que hace un tiempo atrás. También es lógico que deje de jugar por la edad y un montón de cosas. Quiero tener un buen año y retirarme tranquilo.

-¿Creés que el equipo puede aspirar a cosas importantes?
-En cuanto a plantel, estamos mejor que el año pasado. Lo positivo es que hay muchos pibes que nacieron futbolísticamente en Juventud. Y eso hace que las cosas sean mucho mejor. Nosotros esperamos ser protagonistas. Pero bueno, esto es fútbol. A medida que pasen las fechas nos iremos acomodando y, de acuerdo a los resultados, veremos para qué estamos.

-Sergio Coronel y Federico Iglesias son los técnicos desde afuera, pero vos seguramente lo serás adentro de la cancha…
-Sí, nos damos una mano entre todos. Mi primo Lázaro (Dragojevich) y yo tratamos de acomodar las cosas adentro; mientras que el “Gato” y Fede aportan lo suyo desde afuera. Todos queremos lo mejor para el equipo.

-Ahora bien, ¿por qué eso de estar tan aferrado al fútbol, siendo que ya no tenés la necesidad de demostrar nada?
-Es que yo juego al fútbol desde los 5 años. Y creo que es lo único que sé hacer más o menos bien, ja. Lo tomo como una gran pasión, entonces es muy difícil desprenderse. Ya hace un tiempo que vengo meditando sobre la decisión del retiro. Pero cuando empiezan los entrenamientos enseguida me pica el “bichito” que me lleva a decir “tengo que entrenar y jugar”.

-Está claro que también seguís por el club en el que estás.
-Sin dudas. Lo hago principalmente por eso, dado que nací en Juventud y voy a terminar mi carrera en este club. Siempre supe que acá jugaría el último partido.

ALGO PERSONAL

El paso inolvidable por Huracán (TA)

En las palabras de Iván se percibe un gran entusiasmo para volver a defender la camiseta que tanto quiere. No obstante, la historia propia y la de su hermano Marcos (defensor) también están muy ligadas a Huracán de Tres Arroyos, un tema que EL MENSAJERO pone sobre la mesa y genera la emoción del volante. “Se trata de un club muy especial, porque futbolísticamente logramos todo”, razona sin vueltas sobre aquella etapa imposible de olvidar.

En julio de 2004, el “Globo” llegó a Primera División tras ganarle la Promoción a Atlético de Rafaela. Fue con Eduardo Anzarda de entrenador. Y si bien los resultados no se dieron de la manera esperada, muchos todavía hablan de aquellos tiros libres del “Chopi” Izquierdo, los gritos del “Novillo” García, el gol del “Bibi” González en La Bombonera, el fútbol de los hermanos Dragojevich…

-Ustedes vivieron todo el proceso hasta ascender a la máxima categoría, puntualmente vos estuviste desde 2000 hasta 2006.
-Sí, tal cual. Arrancamos desde el Argentino B y fuimos pasando de categoría en categoría, de ascenso en ascenso, hasta llegar a Primera, algo que fue un sueño para todos. Éramos conscientes de que con el equipo que teníamos, paso a paso, la cosa se podía dar. En el Nacional B metimos tres temporadas muy buenas: peleamos la Promoción en la primera, terminamos entre los mejores diez en la segunda, y tuvimos la posibilidad del ascenso en la tercera. Insisto, fue un sueño para todos.

-¿Cuál fue la mejor experiencia que te tocó vivir en Huracán?
-Y, a nivel futbolístico, el juego en sí. Yo creo que ahí pudimos jugar muy bien al fútbol. Y a lo largo de los distintos torneos nos llegaron a valorar como equipo. Todo el mundo. Por algo se lograron las cosas que se lograron. También estuvimos respaldados por una ciudad entera y un buen grupo de dirigentes.

-¿Y si hablamos del paso en Primera?
-Bueno, futbolísticamente no anduvimos mal. Jugábamos de igual a igual contra la mayoría de los equipos, pero teníamos el terrible problema de no concretar las chances que generábamos. Y en Primera, el margen de error se achica al cien por ciento. Si vos llegás tres veces y no hacés un gol, los rivales te llegan una y convierten. El claro ejemplo fue el partido contra Boca, en La Bombonera: nosotros empezamos ganando 1-0, erramos dos situaciones claritas, y terminamos perdiendo 2-1 después de que (Martín) Palermo tocara dos pelotas y las mandara adentro. Eso fue lo que más nos jugó en contra.

-En algún momento también llegaron a tener una reunión con los dirigentes para reforzar el equipo y salvar la categoría…
-Sí, es verdad. Y si bien el equipo se reforzó, no se hizo como debía ser. De todas maneras, sigo insistiendo en que el gran problema que tuvimos fue el margen de error. Nosotros llegábamos mucho y no convertíamos. Y cuando llegaban los rivales no fallaban, ya sea por errores nuestros o virtudes propias. Es lo más concreto que yo podría destacar de esa Primera con respecto a otras categorías. El jugador de Primera te tiraba una buena pared, ejecutaba bien los centros, jugaba de otra manera. En el Nacional B era como todo más enredado, más de meter. En aquel momento también había diferencias entre las canchas. Ahora, la mayoría está en muy buenas condiciones. En definitiva, por algo están las categorías. Muchas veces uno dice “¿cómo puede jugar ese tipo?”. Pero quedate tranquilo que ese tipo algo debe tener. Por ejemplo, Palermo… Mejores nueves que él había a patadas. Pero a Palermo, como nos pasó a nosotros, le tirabas dos centros y la mandaba a guardar.

-Iván, ¿seguís en contacto con tus compañeros y entrenadores de aquella época?
-Sí. Incluso cuando nos encontramos parece que nunca estuvimos separados. Es como si nos hubiéramos visto ayer. Después, con los técnicos no soy de hablar mucho, pero también pasa eso. Cuando nos encontramos enseguida imaginamos que mañana nos juntamos a entrenar. Y es algo muy lindo. El grupo se mantuvo durante cinco o seis años. Porque, si bien llegaron algunos refuerzos, el plantel que arrancó en el Argentino B casi no se desarmó.

-¿Qué te genera la actualidad de Huracán? El club institucionalmente quedó muy complicado.
-La verdad, me duele mucho. El club estaba participando hace poco del Argentino B y, por cuestiones económicas y el mal manejo de los dirigentes, debió ceder la plaza. Y hubo que arrancar casi de cero. Lógico, para Tres Arroyos sigue siendo el más grande, el que cuenta con una buena cantidad de títulos a nivel regional.

-Leonardo Gómez, un ex compañero tuyo, está dirigiendo desde hace un tiempo a la Primera.
-Sí, incluso este año formó parte del Federal C. Y qué contradicción, ¿no? Porque, de alguna manera, se volvió a iniciar toda la escalera que hicimos nosotros. Eso demuestra que con el tiempo no se hicieron bien las cosas. Creo que Huracán era un club para mantenerse en el Nacional B y pelear alguna que otra posibilidad de ascenso a Primera. Las cosas se hicieron muy bien cuando estaba Roberto Bottino, la persona que manejaba el fútbol. Después, bueno, entró otra gente, otro grupo de dirigentes, y ahí empezaron los problemas. En dos o tres años, el club prácticamente desapareció.


Talleres, Uruguay y más fútbol

La actualidad en Juventud Unida y los recuerdos que dejó el paso por Huracán de Tres Arroyos ya quedaron atrás. Los temas que vienen en la charla exclusiva con el gran Iván son Talleres de Córdoba, Durazno de Uruguay y otras cuestiones importantes vinculadas al ámbito futbolero. ¡Marche otra ronda de café!

-¿Qué te quedó de la experiencia en Talleres, donde jugaste de 2006 a 2007?
-Talleres es un club gigante y fue algo muy lindo haber vestido esa camiseta. Me tocó estar en el Nacional B, en una campaña que no resultó buena, aunque tuve la posibilidad de compartir vestuario con jugadores y técnicos muy buenos. Fui dirigido por (Roberto) Saporiti, (Roberto) Oste y (Fabián) Carrizo, (Ricardo) Gareca y Salvador Capitano. Y aprendí muchísimo con ellos.

-¿Y con respecto a tu estadía en Uruguay, en 2009?
-Alejandro Nannini había armado un equipo que apareció en Segunda División. A mí me llamaron cuando Durazno entró a un reducido para ascender a Primera. Y me encontré con muy buenos jugadores; tipos que habían tenido experiencias en Peñarol y Nacional. Al final, terminamos perdiendo el partido decisivo. Pero lo importante para mí es que acepté la propuesta y pude volver a jugar después de estar lesionado durante casi un año. Estuve lo que duró el torneo, unos tres o cuatro meses. Me llegaron a hablar de continuidad si conseguíamos el ascenso. No se dio, pero también todo era muy desorganizado. Ahí, me volví a Argentina.

-¿Qué responderías cuando te piden una comparación entre el fútbol actual con el de hace unos 15 años?
-Hoy noto que hay muchísimo miedo a no perder. Y no se dan grandes partidos. Cuando a mí me tocó estar en las principales categorías se jugaba mucho más al fútbol. Se podía ver a equipos con una idea definida o, al menos, que intentaban hacer algo bien. De hecho, el caso de Huracán fue un claro reflejo de ello, sobre todo en el Nacional B. Hoy, si a un equipo le sacás la camiseta y le ponés otra, juega de la misma manera. Mirás un partido y te preguntás “¿cuándo termina?”. En fin… yo me quedo con el fútbol de antes.

-Definitivamente, como referente del fútbol regional, sos una voz autorizada. ¿Qué les podés decir a los más chicos?
-Bueno, el fútbol es una actividad muy linda y, al mismo tiempo, muy sacrificada. Hay que saber que de un día para el otro no caés en la pantalla de la televisión jugando un partido de Primera División. No te viene a buscar un helicóptero y te tira en una cancha. Atrás de cada jugador hay una historia. Y el proceso es largo, muy sacrificado y, por diferentes motivos, no todos tienen la posibilidad de llegar… Lo de ser jugador de fútbol es como cualquier orden de la vida: tenés que sacrificarte si aspirás a lograr las cosas, incluso más allá de las condiciones naturales. Eso es lo que uno trata de transmitirle siempre a aquel pibe que se acerca y pide algún consejo. Nunca hay que bajar los brazos. Hay que pelear por lo que uno desea.



Contra Ortega y en La Bombonera

En su paso por Primera División, Iván Dragojevich tuvo que lidiar contra varios jugadores de talla reconocida. Uno de ellos fue Ariel Ortega, a quien enfrentó en 2005, en el estadio “Roberto Lorenzo Bottino”. Y al recordar el momento enseguida surgirá una pequeña anécdota… “Había mucho viento el día que enfrentamos al equipo dirigido por el ‘Tolo’ Gallego. Para nosotros se trataba de algo normal, pero el ‘Burrito’ parece que se incomodó por la situación. Me acuerdo que empezó a renegar desde el principio, sobre todo porque se le movía la pelota. Y en un momento explotó: ¡‘Esta cancha es una mierda’!, dijo”.
En la charla, inevitablemente, brotaron las risas de uno y otro lado cuando se propuso armar este recuadro. Hubo tiempo para una más, esta vez en La Bombonera. “Entramos a hacer el reconocimiento de la cancha y los hinchas de Boca nos empezaron a gritar ‘¡sáquense fotos ahora, hijos de puta, que acá no pisan nunca más!’. El tiempo les dio la razón…”.

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