03/12/2021 - RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
Nos hicieron creer que callar era lo mejor

Nos criaron y educaron haciéndonos creer que nuestra palabra no tiene valor, que nuestras parejas violentas nos cuidan, que si denunciamos nadie nos va a creer.
Que si hablamos de las violencias que sufrimos todos los días nos vamos a quedar solas.
Que ya estamos rotas, nos subestiman, que tenemos "el autoestima baja".



PERO NOSOTRAS ROMPIMOS ESE PACTO DE SILENCIO.


Esta semana, en Madariaga una víctima denunció públicamente a quien fuera su pareja por reiterados hechos de violencia.


No es la primera denuncia que pesa sobre este personaje, ya hemos escuchado varios testimonios de mujeres que fueron víctimas y denuncian hechos similares.


Resulta inadmisible que se sigan encubriendo y hasta legitimando estás prácticas violentas sistemáticas.


No se trata de un hecho aislado, individual, estamos hablando de una construcción social y cultural: un sistema que nos oprime a las mujeres y diversidades, reproduciendo y naturalizando prácticas violentas, abusivas, manipuladoras, discursos de odio.


Nos quieren deprimidas, amargadas, frustradas, tristes, ansiosas, llenas de complejos e inseguridades, comidas por el miedo, compitiendo entre nosotras. Nos quieren solas y aisladas, soñando con la media naranja que nos salve de nosotras mismas y de nuestros infiernos.


Es el PATRIARCADO!


Muchas mujeres no denunciamos porque conocemos el funcionamiento de la


justicia, y la complicidad de la sociedad patriarcal: que no cree que el "buen vecino" sea un violento, abusador, y manipulador.


La violencia machista se manifiesta en prácticas cotidianas, en un mensaje de texto, en una publicación en redes sociales, en opiniones sobre nuestros cuerpos, sobre cómo somos, qué sentimos.  No son solo golpes.


 


¡TODO ESO ES VIOLENCIA!


 


Los violentos se esconden detrás de una figura supuestamente carismática, sostienen una fachada   que les permite construir una idea de "buenas personas", y es ahí donde nuestra palabra se pone en tela de juicio, pierde credibilidad y hasta nos convierten en responsables.


Estas situaciones permiten que se consoliden discursos en los medios de comunicación, y en ls charlas cotidianas donde se juzga, se expone, y se abren debates en torno a las víctimas.


Se sigue "cuidando" la integridad y reputación de varones violentos. Ahora es cuándo, es tiempo de repensar nuestras prácticas, discursos y acciones.


¡Basta de cofradías!


¡Basta de esconder abajo de la alfombra prácticas repudiables! 


¡Basta de exponer a las víctimas al agravio y escarnio públicos!


 


Porque nosotras tenemos derecho a vivir vidas felices, con proyectos libres de violencias y opresiones. Por eso construimos redes afectivas, donde escucharnos amorosamente, contenernos y abrazarnos cuando lo necesitamos. Redes solidarias, compañeras donde cabemos todas, todos y todes, sin violencias, sin exclusiones.


¡No estamos solas!


¡No somos responsables de las consecuencias de nuestras denuncias!


¡No somos culpables de nada!


¡Basta de encubrir violentos!


 


Multisectorial de Mujeres y Disidencias de Madariaga


 


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