Pinamar (por Sergio Michnowicz).- Los tradicionales “Cabezudos de la Escuela 5” volvieron a la ciudad. Esta vez, con una propuesta colorida que combinó los festejos del 25 de Mayo con el Mundial de Fútbol.

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No faltó nada. Algunos incluso vestidos con sus trajes típicos. Otros, con banderas de cada uno de los países que estarán en el Mundial de Rusia. Y los “cabezudos” a modo de gigantescos títeres disfrazados para que todo sea una colorida fiesta.

Partieron de la escuela, en Apolo y Del Lenguado, tomaron Totoras hasta Av. Bunge, y de allí al playón de Marco Polo. En el camino, los vecinos y los automovilistas aplaudían y tocaban bocina.

Luego, el Himno Nacional Argentino marcó el cierre de la caravana, que volvió a la calle hacia Av. Shaw hasta Del Lenguado, para volver al punto de partida.

Gabriela Cucuini, directora de la Escuela Primaria 5 “Antártida Argentina”, comentó que “desde el Bicentenario venimos haciendo esta muestra, destacando las fechas patrias y renovando nuestro patriotismo. En este acto movido, sonoro y colorido, quisimos celebrar el 25 de Mayo en el marco del Mundial 2018”.

“El Mundial como un hecho cultural”, aclaró la docente. “El encuentro de muchas culturas, de muchos países, muchos pueblos distintos y unidos por un objetivo. Salimos, entonces, con nuestros cabezudos, representando los distintos países que van a integrar este Mundial”.

-Participación plena de toda la escuela...

-En realidad, esta es una invitación para que todo el mundo participe; la familia, los chicos, los maestros, los auxiliares, los vecinos. Nuestro objetivo está cumplido. Estamos todos acá, en las calles de Pinamar, y dándole una cuota de alegría a esta tristeza colectiva que venimos sintiendo por dentro.

-¿Los “cabezudos” irán al Concejo Deliberante, como el año pasado?

-Tuvimos una invitación especial el año pasado, donde lo nombraron de Interés Municipal. No sé si será igual para este 2018, pero si nos invitan, ahí estaremos. Lo más importante es esto, que todos podamos disfrutarlo y ser parte de esta fiesta que nosotros queremos brindar.

En el cierre, el infaltable locro se hizo presente. Se vendieron porciones a precios accesibles para la cooperadora del establecimiento. “Que nos sirve para poder armar todo esto, no sólo el despliegue de arte, sino también mucho dinero que sale de la cooperadora. Y le devolvemos a la comunidad lo que recibimos, sus tesoros más preciados, que son sus hijos. Siempre al pie del cañón y trabajando por una escuela de calidad, inclusiva y alegre. Porque tenemos que darle alegría a nuestra infancia”, dijo finalmente Cucuini.