Ansiosos estaban los dos...pero él, "se salía de la vaina..."; le propuso pasarla a buscar por el puesto y huir juntos hacia algún otro paraje, para así no esperar más, presumiendo que existía alguna "resistencia" de los padres, y quizás tan errados no estaban en sus cálculos...

Eraclio L. tenía tan sólo 20 años de edad, pero su prometida ... 15!!!, y se llamaba Apolinaria.

La cosa no anduvo bien, los muchachitos, o más bien, Eraclio, resolvió llevar a cabo "el sueño que le dictaba su corazón" y salieron en fuga hacia algún lugar de la campaña, pero no llegaron muy lejos puesto que los encontraron ahí nomás sin mencionarse dónde o cuán lejos habían llegado.

Era de esperarse que la noticia sonó en todo el Cuartel, y ahora sí que la cosa se complicó; y sólo había un camino "para sanar la herida de la familia": el compromiso frente al Sr. Juez de Paz, pero también de los señores padres...! con todo lo que ello implicaba; luego que el "plan inicial" fracasara sólo un valiente paisano del Tuyú podía enfrentar cara a cara al futuro suegro...!!!

El día llego, y así lo revela un acta del Archivo del Juzgado local, llevada a cabo el día 26 de septiembre de 1881, en el Establecimiento "La Felicidad"; oficiaban como testigos los Sres. Mateo Ortiz y Emilio Baldasarre.

No cabía de otro modo que el primero que tenía que hablar era Eraclio, quien juntando quizás bastante coraje, dijo: "saqué de su casa á la menor Apolinaria con el único propósito de casarme con ella, que he cometido ese error de sacarla sin previo consentimiento de sus respectivos padres, porque dudaba de sus consentimientos, pero mi resolución es casarme con ella, y lo ejecutaré en cuanto tenga el consentimiento del padre...", sentenció ("o se sentenció"...) el joven enamorado.

En segundo lugar habló su padre, Tránsito, quien reconoció que Apolinaria es una buena muchacha, trabajadora y honrada, por lo que no tiene ninguna dificultad en dar gustoso la licencia a su hijo para que se case.

Le siguió en la palabra la "famosa del Cuartel...": "en virtud de la promesa que me dio Eraclio de casarme, es que me fui con él, eso es lo único que deseo, y no espero otra cosa que la licencia de mi padre".

Era de imaginarse, por supuesto, que el asunto lo "sellaría" el padre de la novia, Don Fructuoso; "cuál es su opinión al respecto?" le preguntó el Juez; a lo que "el interrogado" contestó: puesto que es voluntad de Apolinaria, de casarse con Eraclio, no tiene inconveniente en darle gustoso su consentimiento, como se lo da ante los tres presentes.

Eraclio, seguramente habrá suspirado hondo, al escuchar las palabras del futuro suegro, pero no todo estaba definido... faltaba arreglar algunos detalles para la concreción del enlace. Igualmente el Juez, no escatimó en mencionar: "Oídas las partes, y resultando que todos se prestan gustosos, sin violencia ni presión de ninguna parte...", quizás a modo de asegurar en el papel que el "arreglo" finalmente se concretaría, y que se descartaba el siempre latente cuchillo.

Pero como era sabido, en el Tuyú había faltante de todo, hasta de un Sr. Cura Párraco!, asi que no lo quedó otra al Juez, de ordenar lo siguiente, expresándolo en el acta del modo siguiente: "...y no hallándose presente el Señor Cura Párroco á fin de que se cumpla con las papeletas de la Iglesia; he resuelto lo siguiente: entregar á Apolinaria a Transito padre de Eraclio, bajo su inmediata tutela y protección, y bajo la más seria responsabilidad, para que la lleve á su casa, debiendo en el plazo de un mes verificarse el matrimonio por el Sr. Cura Párroco del Partido".

Por lo que Eraclio tuvo que esperar un mes más, aunque a la Apolinaria ... ya la tenía más cerca, aún teniendo que sortear la tutela y protección de su mismísimo padre...

No era cosa sencilla dar el sí en el antiguo Tuyú, y obtener la mano del padre ... menos!!!