En este tiempo de la Navidad nada mejor que compartir una reflexión de nuestro padre Cura Alejandro Martínez. En este sentido, hizo hincapié en la necesidad de reparar los vínculos y encontrar una verdadera unidad. En la primera parte dijo que “Estamos en una fecha que tiene un sentimiento muy profundo. Y ese sentimiento, significa deseos, que tenemos en el corazón, pero que a veces no son realizados. Deseos de unidad, de paz, el clima de familia, el poder ir derribando los muros de divisiones; hay un deseo de un mejor estilo de vida. A nivel religioso es mucho más profundo, no se trata de deseos, sino se trata de una conciencia clara, de un convencimiento que hay algo que está transformando nuestro corazón. Al transformar nuestro corazón, se transforman todas las expresiones: la inteligencia, la voluntad, los sentimientos, los vínculos, entonces se va haciendo otra realidad donde se compromete nuestra vida. Hay que lograr hacer confluir las dos cosas, por un lado la gente desea ese clima de familia y de paz, aunque a veces lo tengamos reducido a un día; y por otro lado hay una navidad, sobre la que tenemos el convencimiento que hay un Dios que me pide a mi que cambie. El deseo es la búsqueda de un contexto que puede ayudar, en cambio la navidad me compromete a mí a cambiar, a tener una mirada distinta sobre la realidad que se me presenta”. Asimismo, también afirmó que “muchas veces no podemos encontrar la paz, porque nuestro corazón está un poquito equivocado, agitado, corriendo por un montón de cosas. Yo creo que en determinados momentos llenamos nuestra vida de cosas que a lo largo del tiempo nos damos cuenta que lo único que hicieron es tensionarnos y angustiarnos. Debemos parar un poco y replantearnos nuestra forma de vida, porque no estamos bien, hay angustias, que muchas veces nosotros las ponemos en otros, decimos es problema de familia, de gobierno, de todo lo que nos rodea, pero algunas veces no es tan así, pues uno de debe replantearse y decir, a ver yo ¿Qué estilo de vida elegí? El domingo veía esas madres con sus hijos en los vientres, y eso encierra una esperanza, no para ellas, sino para sus hijos. Tenemos que recrear nuestro objetivo, el fin de nuestra vida, porque sí mis objetivo es la paz, tenemos que poner los medios para hacerlo, reconciliarnos, perdonarnos, reconstruir situaciones. Le tenemos que pedir a Dios en esta Navidad que nos ayude a reparar, a reparar nuestro corazón, a reparar los vínculos, a perdonarnos, a trabajar juntos, a no tener esa mirada de prejuicios, a no desconfiar tanto de los demás, trabajar en serio por una unidad”.