Viernes 03 de Mayo de 2024
 10/12/2017 - EMBAJADOR DE MADARIAGA
El Temblor, una leyenda de las jineteadas

El famoso reservado dejó de existir hace una semana en Chubut. Su propietario, Oscar “Cacho” Aldaz, mantuvo una extensa charla con EL MENSAJERO y se refirió a diferentes cuestiones de quien, según propias palabras, “fue como un hijo y murió en su ley”. Pura emoción.


Por Claudio Barrueco

Las anécdotas se le caen a Oscar Alfredo Aldaz. Emocionado, pero haciendo fuerza para no llorar, habla de un único tema el popular “Cacho”: “El Temblor”.

Transcurrió una semana desde que el caballo que representaba a Madariaga (acaso el reservado más famoso de los últimos tiempos) murió de un infarto a los pocos segundos de ser montado en un campo de jineteadas de Sarmiento, Chubut. No obstante, el lastimoso hecho será definido, sin más detalles, como “pasó lo que pasó” por quien hizo las veces de propietario, manejador y hasta padre del animal. Entonces, mejor, vayamos a la parte linda de la historia…

“En 2003, en Chascomús, surgió la posibilidad de comprar cuatro caballos. Y entre ellos estaba ‘El Temblor’”, arranca, en un mano a mano exclusivo con EL MENSAJERO, el tradicionalista Don “Cacho”. Algo a tener en cuenta: para quien transcribe las palabras emitidas no quedó mucha más alternativa que justamente transcribir. Del resto se encargaron el caballo y su fiel compañero.

Los primeros pasos

“Una vez con los caballos de Chascomús en Madariaga, empecé con las jineteadas de elegidos, los broches de oro y otros eventos. De todas maneras, noté que ‘El Temblor’, en particular, estaba para otra cosa. Fue ahí cuando apareció un amigo que me dio la vida, Gustavo Avello, que me propuso comenzar a publicitar el caballo en un programa de Argentinísima Satelital. Pasamos los mejores espectáculos y un teléfono de contacto. ¿Y qué pasó? A los 20 días comenzaron a llamar de distintos festivales”.

“Lo de ‘El Temblor’ comenzó a hacer cada vez más ruido. También nos empezamos a alejar de Madariaga, porque al poco tiempo nos encontramos viajando a Pérez Millán (Buenos Aires) y Victoria (Entre Ríos). Después seguimos por Córdoba, Rosario, Salta, Santiago del Estero… La verdad, llegué a sorprenderme. No me imaginaba tanto”.

“Quizás lo más llamativo que me pasó en aquel momento fue que me llamaran del sur. Primero fue Río Gallegos. Y más adelante, Bariloche. A esta última ciudad tuve la suerte de ir cuatro veces con ‘El Temblor’. Y para mí se trató de un verdadero sueño… En el sur también nos movimos, entre otros lugares no muy conocidos, por Comallo (Río Negro) y Aldea Apeleg (Chubut)”.

Un reservado diferente

“‘El Temblor’ se destacaba por su corcoveo y su paso vistoso. Además, una característica muy particular era su color. En ese sentido, algunos decían que era overo; mientras que otros lo consideraban tobiano. Lo concreto es que tenía los dos pelajes. Y otro detalle: sus ojos claros. Algo increíble”.

“‘El Temblor’ era muy manso. Nunca tuvo problemas para subir al tráiler, ni tampoco pegó una patada o algo de eso. Insisto, de abajo era muy manso. Y de arriba se hacía respetar, claro. La gente lo amaba. Y en mi caso, además, siempre le admiré el aguante. Porque los reservados no duran mucho años. Y ‘El Temblor’ se aguantó todos los jinetes de primer nivel”.

“Uno de los espectáculos que significó un gran toque para ‘El Temblor’ se dio con ‘Tati’ Jiménez, de Carmen de Areco. El muchacho lo iba jineteando bien, normal. Pero el caballo lo volteó para el costado. Y ‘Tati’ quedó colgado, sin largar las riendas. Ahí, el caballo dio una vuelta completa. Y cuando quisimos acordar, ‘Tati’ estaba nuevamente jineteando. O sea, ¡el animal lo echó para arriba! Fue la monta que más me gustó”.

Embajador del pago gaucho

“Cada vez que entrábamos a una fiesta decían ‘acá tenemos a El Temblor, de Cacho Aldaz, que viene de General Madariaga’. El pueblo siempre estuvo presente con el caballo; incluso hay gente que llega a decirme ‘el embajador de los madariaguenses es Argentino Luna, pero ahora sigue El Temblor”.

“Hay muchos recuerdos lindos en función del reconocimiento. Una vez fuimos a Salta capital y nos encontramos con un pasacalle en la entrada del evento que decía ‘Bienvenido El Temblor, de Cacho Aldaz, de General Madariaga’. Asimismo, cuando pasó lo que pasó, la noticia trascendió en apenas un ratito”.

“Desde el domingo hasta el martes a la mañana, cuando llegamos con ‘El Temblor’, fue impresionante cómo llamaron de todos lados. Por ejemplo, el ‘Cebolla’ Rodríguez, futbolista uruguayo, fanático del caballo, fue uno de los que llamó al toque. También pasó lo mismo con una amiga de la familia que está en Estados Unidos… Son cosas que yo no puedo creer. Porque uno es gaucho. Y la tecnología lo supera”.

Los últimos momentos

“Nos volvimos locos para hacer los papeles y poder traer el animal a Madariaga. Fue algo tremendo. Estábamos en Sarmiento y había que hacer los trámites en Comodoro Rivadavia. Es más, en un momento llegué a pensar que no lo podría traer. Y si eso pasaba, era el peor momento de mi vida. Simplemente, porque ahí dejaba a un hijo…”.

“El último adiós a ‘El Temblor’ fue en la chacra donde vivió toda la vida. Agradezco a la gente de Madariaga por el gesto de haberse acercado, lo mismo que a todos los amigos que viajaron y se sumaron a la despedida. Vinieron de Benito Juárez, Ayacucho, Chascomús, Pinamar, Villa Gesell. Se juntaron más de 200 personas. Emocionante”.


El recorrido por los ítems trascendentes de un caballo ya legendario llega al final. “Cacho” Aldaz, el padre de la criatura (nunca mejor dicho), ha charlado con una entereza digna de destacar. Y el hombre se mantiene de la misma manera, aún cuando emerge la pregunta más comprometedora de la nota.

-¿Qué significó “El Temblor” para vos?
-Fue como un hijo. Un integrante más de la familia Aldaz. Nunca pensamos que llegaríamos a lo que llegamos. Y cuidamos mucho al caballo; vivíamos con él. Yo digo que murió en su ley. En una jineteada y corcoveando. Y la gente, como siempre, lo terminó aplaudiendo.


(RECUADRO)

¡TREMENDO POTRO!
“El Temblor” recorrió un total de 224.000 kilómetros, visitó 17 provincias argentinas y fue montado en 164 oportunidades. ¿El jinete más repetido? Diego Borda. Y vaya curiosidad: el azuleño radicado en Chivilcoy quedó inscripto como el último de la lista.


(APARTADO)

“Hay gente que está muy equivocada”

Al margen de todo lo expuesto, “Cacho” Aldaz no dejó de lado un apartado especial propuesto por este diario y relacionado a los diversos comentarios que se generaron luego de la muerte de “El Temblor”. Claro, muchos lo apoyaron. Y otros no tanto…

“Yo siempre digo que cada uno puede trasmitir su pensamiento. Lo que sí me parece es que la gente debe hablar con conocimiento y no hablar por hablar. Porque hay gente que está muy equivocada. Acá hay que saber que el reservado es el caballo que mejor vida tiene. ¿Y por qué sostengo esto? Hay varios motivos… El caballo reservado se siente a disgusto cuando lo agarran para amansarlo y amaestrarlo para trabajar en el campo. Este tipo de animales enseguida corcovea. Y el hombre de campo no puede aprovechar eso, porque necesita animales de confianza”.

“En definitiva, si no existieran las jineteadas y no existiéramos nosotros, a quienes nos gustan los reservados y los compramos para jineteadas, esos caballos irían directamente al tacho. Al matarife. Y nosotros alargamos la vida de esos animales. ‘El Temblor’ vivió 26 años. ¡Miren cuánto tiempo por ser un reservado! Por eso digo que hay gente que está muy equivocada”.

“Los reservados sólo trabajan un puñado de segundos. Y capaz que una o dos veces al mes. O algunos cada tres meses. Consumen comida y vitamina de lo mejor, estando en un galpón o un potrero exclusivo. La vida de ‘El Temblor’ era linda. A él le gustaba todo eso. Y juntos llegamos a hacer un complemento: él corcoveaba y yo lo manejaba. Él alargó su vida y yo recorrí casi todo el país junto a un caballo de jineteada, que es lo que más me gusta”.

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