Pinamar (por Sergio Michnowicz).- El Autódromo Oscar y Juan Gálvez de la Ciudad de Buenos Aires fue el escenario de un hito histórico del automovilismo nacional, con motivo a la primera edición de las 24 horas de Buenos Aires. El pasado sábado 9 y domingo 10 de octubre, en el circuito 7, los fanáticos de los fierros se deleitaron con una competencia que reunió vehículos del tipo sedán y coupé fabricados entre 1961 y 2000 inclusive, divididos en categorías por año y cilindrada. Fue una carrera memorable, con autos clásicos, al estilo Le Mans.

Y un pinamarense fue testigo privilegiado, dentro y fuera del circuito, de esa emotiva competencia.

Maravillas en 4 ruedas

Román Silva es habitué de las carreras de rally. Este año, como muchos, decidió tomarse un tiempo para reflexionar y ver qué hacer en el 2022. Pero vino un amigo y le propuso ser partícipe de la carrera de la nostalgia, con autos  inolvidables en el Gálvez porteño.

“Recibió la invitación de un amigo, Juan Saraleguy, para correr las 24 Horas de Bs.As. Se largaba el sábado y se terminaba el domingo a las 14 horas. Y fue una experiencia única, con un Peugeot 404 modelo 67.”

“La carrera es un clásico, que se volvió a hacer después de la pandemia. Largaron 95 autos, en nuestra categoría había 25; éramos cuatro las personas que corríamos y nos fuimos turnando.”

• Era un auto de calle pero modificado…


• Quedé sorprendido porque tenía una jaula, estaba preparado con un motor 2000, con una caja de cambios Sail de competición… fue un gusto el haber manejado ese auto. Porque la carrera tenía tramos de mucha velocidad. Uno debía hacer un determinado tiempo: si hacías menos te penalizaban. Una carrera cansadora, tensa, que empezamos a disfrutar al final porque correr a la noche con 90 autos con 90 personas que manejan diferente, es único. Los otros tres pilotos que corrieron conmigo ya están planeando hacerla el año que viene, así que estaremos seguramente.

Los autos estaban divididos en cinco categorías, según los años del modelo y las cilindradas. “En nuestra categoría había 25 autos y terminamos 8º y 14º en la General. Había Porche, Mercedes, muchos Fiat 1500, Peugeot 504, Cupé Fuego, Mini Cooper… muchas variedades en cada categoría. Tulio Crespi (NR: prócer del automovilismo argentino) estuvo también, a quien le hicieron un homenaje.”

“Todos autos antiguos, y el tope era hasta el año 2000 los que podían correr. Había un DKW, un Volvo de los ’60, Falcon 62… Y todo era por tiempo. Si vos elegías un tiempo, de acuerdo a él, si lo superabas te recargaban bastante fuerte.”

• Te enamoraste de todos los autos…


• De todo. Tuve la oportunidad de probar el lunes, no conocía nada, nunca había andado en un auto de pista, y estar en el Gálvez fue espectacular. La última hora 40 de la carrera me tocó manejar. Habíamos logrado el objetivo de quedar entre los primeros 10 y me dediqué a disfrutarla. A mirar el circuito, a decir qué loco estoy corriendo en el Gálvez… Seguramente aquellos que ya corrieron en él deben sentir lo mismo, pero yo que corro en rally de repente encontrarme con esto, en un año donde no estoy corriendo y me hayan invitado, para mí fue un lujo y una experiencia única.

Otro momento inolvidable fue el “tocar” el histórico Saudi-Williams de Carlos Reutemann, el Fórmula 1 que marcó toda una época, en el marco de un homenaje al Lole. “Particularmente, que soy fanático de él, desde chico miré todas sus campañas, me levantaba a la madrugada para verlo. Cuando bajaron el auto del camión y verlo, el mismo que ganó 5 carreras en el 81, eso me lo voy a llevar por siempre en mi memoria. El broche de oro fue escucharlo a Luis Legnani, del programa Campeones, anécdotas de Reutemann. Fue espectacular. En suma, todo el fin de semana.”

Fotos: Gentileza Martín Gómez

16/10/2021